Footballet. Un relatu de Mar Álvarez
Esti relatu esmesau del nuesu llibru de relatos “Entre Líneas” ta disponible dende güei na web del U.C. Ceares.
En mi casa el ballet no es solo una expresión artística…es una religión. Las fotos de mi abuelo haciendo un plié de calentamiento antes del estreno del Sueño de una Noche de Verano, los programas de cada actuación con la que nos deleitó o sus primeras zapatillas de media punta en cuero han decorado las paredes del salón desde siempre. Quizás no fue uno de los mas grandes, pero sí lo suficiente como para dar nombre a la casa de cultura que construyeron hace años junto al polideportivo, algo que en esta familia se lleva con enorme orgullo y por lo que soy relativamente famoso en el instituto.
A mi siempre me han contado que de pequeño apuntaba maneras. Apenas sabía hablar y ya trataba de ponerme de puntillas agarrado a las barandillas del parque… aunque en el parque de nuestro barrio, como en casi todos, es lo habitual. Los niños juegan a representar los grandes ballets de los últimos siglos (La Bella Durmiente , La Consagración de la Primavera…), imaginando que están en el Bolshói de Moscú o en la Ópera de París. Todos hemos querido alguna vez ser el nuevo Baryshnikov y, por supuesto, nuestros padres han alimentado esta pasión apuntándonos desde bien pequeños a la compañía de la parroquia y animándonos cada fin de semana que actuábamos.
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